Construyendo catedrales con los arquitectos del futuro

 

Hace unos diez siglos, una época de penumbra fue capaz de encender una idea que aglutinó el esfuerzo de toda la gente. Los arquitectos hicieron sus planos, llenos de figuras perfectamente geométricas, los talladores de piedra organizaron sus talleres con sus aprendices y peones, los maestros carpinteros, los canteros junto con los escultores-doctores de las piedras-, daban forma a los materiales para convertirlos en dinteles y columnas o figuras llenas de belleza. Los aparejadores, los artesanos y los vidrieros aportaron su ingenio y su destreza hasta que los cubridores terminaron por colocar las piezas del tejado.

Este bullicio de gente, este torbellino de actividad, fue capaz de encaminar toda esa energía humana a un objetivo compartido. La Catedral a la que el Códice Calixtino se refiere "Quien recorre sus naves, aunque sube triste, se vuelve alegre y gozoso al contemplar la espléndida belleza del templo".

Santiago, 30 de abril de 2012