¿Es posible un uso seguro y saludable de la tecnología en la infancia y la adolescencia? Manual para madres y padres realmente preocupados
Prof. Dr. Antonio Rial Boubeta (Universidad de Santiago de Compostela)
En la primera sesión con las familias, con la que se abrió la segunda anualidad de nuestro Plan de Bienestar Digital, el profesor Rial Boubeta aprovechó para poner en valor el enorme esfuerzo realizado durante el curso anterior, los logros alcanzados y el ilusionante y complejo camino que queda todavía por recorrer juntos. Ha destacado una vez más la necesidad de adoptar una postura activa y comprometida por parte de toda la comunidad educativa, a la hora de abordar un problema que la OMS sigue destacando como un serio problema de salud pública.
NOS QUEDAMOS CON…
- Los estudios más recientes permiten constatar un acceso cada vez más temprano de niños y niñas a los dispositivos digitales, redes sociales y videojuegos, así como su presencia en el día a día y sus posibles consecuencias a nivel de salud y convivencia.
- Los datos disponibles revelan realmente la existencia de un problema que nos interpela a todos: centros educativos, familias, administraciones, industria tecnológica y sociedad en su conjunto. No es posible mantenerse al margen. Adoptar una actitud pasiva no es una opción. El entorno digital ha demostrado tener un peso mayor que los agentes tradicionales como la escuela o la familia, a la hora de educar a nuestros hijos.
- La tecnología en la infancia y la adolescencia no es inocua. A día de hoy la balanza está claramente desequilibrada. Debemos restar peso y capacidad de influencia de Internet, las redes sociales o la pornografía y retomar nuestro papel activo y relevante a la hora de educar a nuestros hijos.
- Es necesario un Pacto de Familias, como el que acaba de promover el AMPA del Colegio Manuel Peleteiro, que sirva de modelo y marco de compromiso desde el que acometer los nuevos desafíos. El primero de ellos, retardar la llegada del primer móvil a la vida de un niño, que en estos momentos en España se está produciendo a los 10,8 años. El 51,6% del alumnado de 5º y 6º de Primaria ya tiene móvil, porcentaje que asciende más de 30 puntos (82,8%) en 1º de la ESO. Asumir que el tránsito a secundaria implica necesariamente tener que comprarles el móvil a nuestros hijos es claramente una falacia a desmontar. El acceso debe ser progresivo y con el acompañamiento necesario. La evidencia científica ha demostrado que retrasarlo a los 13-14 años supone reducir los problemas a la mitad. La presión social existe, pero es perfectamente manejable antes de los 13-14 años, sobre todo si las familias nos ponemos de acuerdo.
- Aunque la capacidad que familias y centros educativos tienen a la hora de garantizar un uso seguro y saludable de los dispositivos digitales es limitada, dado el poder que tanto la industria, como la propia Administración poseen, no debemos renunciar a nuestro derecho y obligación de intentar hacer todo lo que esté en nuestra mano. La máxima es relativamente sencilla: marcarnos como objetivo el 51 x 5, esto es, para cambiar la norma social vigente debemos conseguir que el 51% de los progenitores hagan bien 5 cosas. La primera de ellas retrasar la llegada del primer móvil hasta los 13-14 años.
- La segunda es intentar “restar” presencia de la tecnología en el día a día de nuestras hijas e hijos. Para ello es importante evitar (en la medida de los posible) que lleven el móvil a clase todos los días. Quitar el móvil de los patios no sólo permite disminuir las conductas de riesgo online y los casos de ciberacoso, sino que abre la oportunidad de retomar nuevas formas de ocio e interacción cara a cara.
- La tercera es promover una buena Higiene Digital en hogar, para lo que resulta decisivo evitar que las y los adolescentes duerman con el móvil, la consola o la tablet en la mesilla de noche. Está acreditado que descuidar este aspecto va claramente en perjuicio de una buena higiene del sueño y del desarrollo cognitivo, amén de que multiplica determinadas conductas como el consumo de pornografía, el sexting, el contacto con desconocidos o las apuestas online.
- La cuarta de las recomendaciones para las familias es algo tan básico (y a la vez trascendental) como predicar con el ejemplo, proporcionado a nuestras hijas e hijos un buen modelo en lo que al uso de los dispositivos digitales se refiere. Los estudios reflejan que 1 de cada 4 progenitores acostumbran a usar los móviles, consultar redes sociales o WhastApp en las comidas familiares, lo que constituye un mal ejemplo para sus hijas e hijos y resta autoridad a la hora de establecer normas y límites. Los niños cuyos padres utilizan el móvil durante las comidas presentan significativamente más usos problemáticos y conductas de riesgo online.
- La quinta recomendación se resume en el acrónimo (OCLA (Observar, Controlar, Limitar y Acompañar) que resume perfectamente el papel que se espera de madres y padres, caracterizado por una observación atenta de los hábitos de sus hijos, un control activo de aquellos usos potencialmente peligrosos, el establecimiento de normas y límites y, sobre todo, el acompañamiento permanente, con pautas para la instauración temprana de hábitos saludables en el uso de las TRIC.
- Por último, como corolario final, conviene advertir que el problema que hoy tenemos con la tecnología constituye una magnífica oportunidad para recuperar nuestra ilusión y compromiso por la EDUCACIÓN de nuestros hijos, trabajando cada día de forma coordinada desde el colegio y desde casa.


