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VAMOS [ 53 ] NUESTROS RELATOS Lucas González 2º ESO Liechtenstein Hola, os voy a hablar de un país europeo que no es muy conocido. Liechtenstein es un pequeño país de habla alema- na entre Suiza y Austria, mucho más pequeño que la provincia de A Coruña y con menos po- blación que Santiago. Aún así tiene un gdp per capita 5 veces más grande que el de España. Otros datos curiosos son que tiene la fábrica de dentaduras postizas más grande de Euro- pa y tuvo el 4º rey con el mayor reinado del mundo. También contaros que se puede alquilar Liechenstein ya que el princi- pe lo puso en una pagina web: cuesta 70.000€ la noche y pue- des dormir en cualquier casti- llo de los príncipes y estar con ellos, ademas nombran una ca- lle con tu nombre. A la mayoría no os sonará ver a Liechtenstein en las olimpia- das o un desfile militar y esto es porque suele estar representa- do por Suiza, ya que por su po- blación (38.137 personas) no se puede permitir tener, por ejem- plo, un ejército. También cogió tradiciones de Suiza, como ser un paraíso fiscal o tener una es- tricta neutralidad.De hecho, es el sucesor del sacro imperio ro- mano y estuvo a punto de com- prar Alaska a los rusos en 1867. Bueno, espero que os haya gustado y que hayáis aprendido más sobre el 6º país más peque- ño del mundo y, sin duda, uno de los más interesantes. Carlota Ocáriz 4º ESO Hay temas que quiero tratar, frases que quiero decir, sentimientos de los que hablar. Pero las palabras no salían, se hallaban bloqueadas en el muro que es mi mente. Hasta que, por fin, cansada de esperar, decidí empezar con este artículo. Puede que no trate de nada, puede que trate de todo. Es- toy escribiendo lo que se me ocurre sin la presión de la losa de la memoria y el futuro. Cuando me vaya de esta tie- rra y solo quede mi nombre en la boca de algunos, ¿Qué quiero que digan? Tengo miedo de hacer algo que no valga, que no se ajuste a las capacidades que sé que ten- go. Porque, lo cierto es que estoy aterrada. No hay ni una sola persona que no sepa que nos queda poco antes de la tormenta. Para la mayoría de los ado- lescentes solo es un mons- truo debajo de la cama, pero el mío me arrastra de los tobi- llos mientras grito desespera- damente y clavo mis uñas en el suelo tratando de aferrar- me a algo. Sé que el futuro no va a ser simple, sé que lo más probable es que venga una crisis (sino una guerra) y que mis amigos, mis familiares, vayan a convertirse en nom- bres olvidados tras armas y uniformes. Pero, reconozco que soy egoísta y no es esto lo que más me preocupa. Yo quiero escribir, quiero contar las historias más her- mosas del mundo, que la gente viva a través de mis pa- labras. Y sé que va a ser duro, me faltarán muchas veces las fuerzas para continuar pero necesito hacerlo. Cuan- do inevitablemente me vaya quiero hacerlo estando segu- ra de que dejé algo bello en el mundo. Igual que la oruga que se transforma en mari- posa, quiero saber que mi le- gado convierte el mundo en un lugar un poco más bello. Es por eso que antes de po- nerme a escribir pienso en lo que quiero dejar tras de mí y todos estos temas, aunque interesantes y cada uno de ellos hermoso a su manera, no me permitían expresarme como quiero. En el fondo, no importa. Es- tos pequeños artículos son cartas en blanco de una bara- ja trucada. Nadie los leerá, na- die los recordará. Son cartas delicadas que forman una es- tructura que cuando sople el viento se desperdigarán por los huecos de la memoria. El castillo de cartas Todo escritor busca la perfección y a veces en esta búsqueda pierde el sen- tido de su obra. Realmente, ¿Cuál es el objetivo final de lo escrito? Que se lea y que se recuerde, porque lo que se es- cribe, perdura. Las personas crecen y olvidan pero el papel siempre está ahí. Dentro de siglos, cuando no seamos más que un soplo de viento, ¿Qué que- dará de nosotros?
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