Vamos 239

[ 56 ] VAMOS nuestros relatos Érase una vez una gotita de agua que vivía en una nube, allí tenía muchas go- titas amigas y aprendía muchas cosas. Cuando la nube estaba muy cargada de gotas estaban muy apretadas y, lle- gado un día, empezaron a caer. Gotita de agua cayó en el chubasque- ro amarillo de una niña. Fue viendo toda la ciudad. Cuando llegó a la casa de la niña, su madre le dijo a su hija que te- nía que echarle colonia a su abrigo para que no huela mal el armario. Así lo hizo. cuando estaba echando colonia, una gota cae junto a gotita de agua y dice “¿Puedo ser tu amiga?” y gotita de agua contestó “¡Pues claro que sí!”. Y así em- pezó la historia de la gotita de agua y gotita de colonia. Se pasaron la noche resbalando por las arrugas del abrigo hasta que caye- ron en un guante. Fueron resbalando por todos los dedos de todos los guan- tes. En un momento, gotita de colonia le dijo a gotita de agua que conocía un pasadizo secreto dentro del armario. Resbalaron hasta la entrada del pasa- dizo. El pasadizo conducía a un jardín. Aunque llovía era muy bonito. Lo malo es que cayeron en un cuenco que decía: MICIFUZ. El gato era tan cochino que, al empe- zar a beber, salpicaba. Las gotitas caye- ron fuera. Ah, se me olvidaba, la gotita de colonia ya no era gotita colonia, era gotita de eau de toilette. Bueno, caye- ron en una tubería. La tubería las llevó por toda la ciudad viendo edificios, calles, coches, perso- nas… Hasta que cayeron por un grifo. Una niña estaba lavando platos. El des- agüe del grifo llevaba a un lago. Allí pasó una temporada y de repente… ¡Se es- taban evaporando! Mientras se evapo- raban vieron toda la ciudad. Al llegar a la nube, se encontró con algunas de las gotas amigas. Y si te siguiese contando os repetiría la historia una y otra vez hasta el infinito y más allá. María Elena Mato 6º Primaria La historia de la gotita de agua Bonnie Lohman era una niña de siete años que vivía con su madre y su padrastro. No iba al colegio, tampoco le dejaban sa- lir de casa, es decir, estaba muy aislada y no sabía hacer cosas simples, así como leer, escribir… Un día fue al supermercado con su padrastro. En un brick de leche vió la cara de una niña muy parecida a ella. Le pidió a su padrastro si podía llevarse el car- tón y recortar la imagen. Él acce- dió con una condición: No podía contárselo a nadie. Entonces re- gresaron a su casa y ella recortó el trozo de cartón y lo guardó en su caja de juguetes. Una de las pocas cosas que no le prohibían era ir a jugar a casa de sus vecinos. Pues ella llevó sus muñecas y sin darse cuenta se dejó la caja en el salón. El pa- dre de los vecinos recogió todo e inmediatamente llamó a la poli- cía al darse cuenta. Resulta que Bonnie había sido raptada por el matrimonio justo antes del juicio que determina- ba quién se llevaría la custodia. Este vecino había leído sobre su desaparición y comprendió a qué se debían todas estas res- tricciones. “Recuerdo haber estado asus- tada porque no conocía a mi papá. Fue muy difícil” declaró Bonnie tras haber sido reunida con su padre biológico. Reconoció echar de menos a su madre, en aquel entonces en prisión, pero rápidamente fue formando vínculos con su padre, con el que vive feliz ahora a sus 21 años. La niña del cartón de leche Jimnena Fuentes 6º Primaria

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