Vamos 240

[ 48 ] VAMOS nuestros relatos Nuestro mundo pasea por pasillos de museos, rodeado de maravillosas esta- tuas de mármol, mirando la perfección de sus rostros, su piel aterciopelada y sus miradas perdidas en la fría roca. Así pasa tardes enteras, sentado en un ban- co mientras recorre con los ojos cada centímetro de las piedras de increíble belleza. A veces, Pigmalión ingenuo, se acerca más a una de ellas y le da vuel- tas; acaricia su piel, sujeta sus manos, besa las ondas de su cabello… La vene- ra como a una diosa de pulcra piel blan- ca. Y en su deseo besa, abraza, sueña, halaga, mima a esa piedra inerte. Has- ta que un día, Galatea empieza a des- pertarse. Su piel se vuelve más caliente, sus ojos cogen algo de color, sus dedos comienzan a moverse. El mundo mira fascinado. Poco a poco la estatua se convierte en humana y se van cayendo las placas de yeso que cubrían su piel. Surgen lunares, arrugas, manchas, cica- trices. Cuando por fin puede moverse, sus movimientos son suaves pero erráti- cos. Al hablar, en vez de sonar cantos ce- lestiales, se escuchan palabras roncas, susurros agudos. El mundo se queda observando, horrorizado. ¿Dónde está perfección que antes la envolvía cual brisa de verano? Nosotros, como sociedad, converti- mos a seres humanos en héroes, en casi dioses. El creer en algo es una ne- cesidad básica. Antes, esa respuesta se hallaba en Dios y en los héroes de gue- rra; ahora, se eligen sustitutos. Claro que para venerar algo tiene que ser perfec- to y ningún ser humano lo es. Por eso decidimos ignorar todos los defectos que vemos hasta que surgen a la luz y rechazamos por completo a estos hé- roes. Aunque siempre hay quien decide ignorarlo y continuar en su mundo de perfectos santos y mártires. Cuando a alguien se le otorga un don maravilloso queremos creer que el resto ya está por sentado pero solo hace que los defectos se incrementen y que cada vez sea más difícil ignorarlos. Todo el mundo ha visto aunque sea solo un cuadro de Dalí. Lo que no cono- ce la gente es que el personaje que nos suena a todos tal vez no sea tan auténti- co como queremos creer. En los círculos del mundo del arte es bien sabido que el personaje de Dalí fue creado por Gala, su mujer, a base de mentiras y un poco de performance. Esto por nomencionar que dejó a sus amigos tirados, como a Lorca, de quien todos sabemos su des- dichado final a manos de personas que apoyaban el régimen de Franco. Un hombre bastante conocido por Dalí con quien compartía ciertas ideas y a quien apoyaba. Ahora, vayamos a París, ciudad del amor, de la moda y conquistada por los Nazis a principios de la Segunda Guerra Mundial. Esto ocurrió poco después del estallido de la moda por lo que grandes diseñadores estaban en la ciudad. Tan grandes como Coco Chanel. Su mar- ca es extremadamente conocida y está establecida como una de las más gran- des a nivel mundial. Nos gustaría pen- sar que no tiene cuerpos escondidos en el armario, pero esto está muy lejos de la realidad. Coqueteó con el régimen de Adolf Hitler, probablemente por una cuestión de supervivencia, pero, ¿acaso sabemos todo lo que esta historia es- conde realmente? Por último, hablemos de Estados Unidos, que tanto se vanaglorian de sus valores y su integridad. Claro, que de puertas para dentro son tan ma- los como el resto, o incluso peores. Por ejemplo, Kennedy, un hombre que iba con su traje demoralidad puesto que se quitaba en cuanto veía la oportunidad de disfrutar con una señorita. Aunque me parece más destacable su gue- rra contra la mafia cuando fue gracias a esta que llegó a su posición. Es muy gracioso cómo la gente se olvida de las cosas cuando llegan a la cima. El pro- blema es que los que están abajo y les ayudaron a subir no las olvidan tan fácil- mente, es como una bala que tienen en la cabeza y no pueden sacar. ¿Esto quiere decir que debemos de re- negar totalmente de los cuadros de Dalí o de la ropa de Chanel? Por supuesto que no. Hoy en día tendemos a ligar to- Carlota Ocáriz 4 º ESO De gloria y memorias

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