Vamos 240

[ 52 ] VAMOS nuestros relatos Si tratamos de imaginarnos la imagen de una sociedad perfecta, nos daremos cuen- ta de que es muchomás complicado crear- nos una imagen mental de esta, a pensar en todo lo contrario. Una sociedad en la que las personas están tan monitorizadas, que no tendrían ni siquiera, la libertad para ser ellos mismos. Cada paso que das, pertenece a las ideas de un ambicioso hombre que, no abstenido de su poder, llenará sus bolsillos a costa de tu ignorancia. Tendemos a pensar que disfrutamos de una condición de libertad, lo cual si te- nemos en cuenta que como humanidad hemos evolucionado socialmente en relati- vamente poco tiempo es, en parte, cierto. Sin embargo hay mucha más profundidad a la hora de referirse al estilo de vida al que estamos acostumbrados, y sería necesario entrar en más detalle, haciendo qué el sig- nificado de la palabra “libertad” se divida en múltiples trozos, entre ellos, la idea de la utopía. Una sociedad que no se puede atacar de ninguna manera, algo tan perfecto que ni nada ni nadie podría romper esa armonía, pero eso como bien se sabe es algo impo- sible. No se pueden tener a 8 mil millones de personas pensando de la misma forma. Dicho esto pongamos un caso en con- creto, un caso real. Un caso en el que como bien dije al principio, las vidas humanas se convierten en, o monedas de intercambio, o en objetos del mandamás. Me refiero a Corea del Norte. Todos so- mos conocedores de lo que allí ocurre, pero en resumidas cuentas viene a ser esto, un hombre que utiliza su poder a su antojo en consecuencia que, de repente, millones de vidas se conviertan enmarionetas sin voz ni voto. Sin ni siquiera fuerzas para oponerse al régimen, sin dejarles ver el mundo exte- rior para que sus cerebros lavados no con- taminen su forma de pensar. A pesar de tenermuchos huecos, esto sí sería un ejem- plo de una distopía. No viviremos una situación así en nues- tra vida, es prácticamente imposible que cambien las tornas de esa manera en la si- tuación actual, pero es un peligro existente, que sí ha funcionado una vez lo volverá ha- cer, pero lógicamente se requieren unas cir- cunstancias muy específicas. Entre ellas, la poca competencia del pueblo quien sin luchar, cede a los estrictos controles de su superior. Esto es aplicable para lamayoría de situa- ciones sociales, en las que sin darnos cuen- ta nos volvemos sumisos del miedo ante una presencia supuestamente superior. En el trabajo, escuela o incluso en un gru- po de amigos tendemos a, por muy injusto que nos parezca, callar y obedecer. Evitas entrar en conflicto, cierto pero ¿a qué costo? De que sirve si con una mirada, una palabra o un gesto perdemos nuestra libertad para volvernos prácticamente una posesión con valor numérico. Lo llaman re- signación, pero esa palabra conlleva confor- midad y, a la larga, vivir una situación similar a estas, termina contigo. Es más bien control, manipulación y la culpa no recae tan sólo en quien crea la red, sino también en quien cae en ella, no se tra- ta de poder, más bien de voluntad. Distopía Simón Torres 2º ESO

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