Vamos 243

66 S e enciende una luz, que ilumina una pequeña habitación recubierta por estanterías y, en ellas, miles y miles de páginas. En estas hojas hay muchas palabras, frases y oraciones (algunas con más sentido que otras). Si se coge un folio y se empieza a leer se va a encontrar información sobre temas variados, desde el color de ojos de una chica hasta su número de cuenta. Todo está ahí, escrito, al alcance de cualquier persona a la que le interese. No habría nin- gún problema si esta sala estuviese cerrada para todos o si ella hubiese dado voluntaria y conscientemente estos datos, pero, desgra- ciadamente, este no es el caso. La puerta tie- ne una cerradura relativamente fácil de forzar y, además, la llave la tienen unos hombres que nunca la vieron ni oyeron hablar de ella. Estos hombres solo cumplen una función, son reco- lectores. Ellos van cogiendo pequeñas cosas y las ponen en el papel que se encuentra en la sala. Quien luego entre en la sala depende de la cantidad que le den a los hombres, lo que cojan, a la suer- te. ¿No es terrible la idea de esta sala, que unos desconocidos negocien con la gente como si se tratasen de puras mercancías?Tristemente esta es la realidad. El negocio de los datos persona- les genera (aproximadamente) 730 mil millones de euros solo en el territorio de la Unión Europea. Este negocio es completamente legal ya que los detalles están especificados en las condiciones de uso de las páginas web. Sí, en ese texto lar- guísimo que nadie lee y, por tanto, nadie conoce su misterioso contenido. Igual que en los tratos con el diablo, siempre hay letra pequeña, el pro- blema es que en este caso la letra pequeña se trata de todo el contrato y es un contrato que pueden firmar tanto adultos como niños de siete años con el móvil de sus padres. Da igual quien acepte, lo importante es que lo haga. En cuanto esto pasa, el proceso comienza y en poco tiem- po tu información ya ha sido vendida a una u otra empresa para saber si eres el público ideal para sus servicios. Ya hubo múltiples escándalos (y más que están LA MAFIA DE TU PERSONA CARLOTA OCÁRIZ 1º BACH NUESTROS RELATOS 11

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