VAMOS 247
48 Guerra en Los Ángeles ETIENNE BERMÚDEZ 4º ESO E l 6 de junio de este año, ICE, la agencia estadounidense que controla la inmigración en el país, comenzó una operación en Los Ángeles que pretendía raptar a posibles inmigrantes ilegales en la ciudad, bajo las órdenes del presidente Donald Trump. Sin embargo, fueron recibidos por varios manifestantes que comenzaron a protestar la presencia de ICE en la ciudad — una cosa llevó a la otra, y, cinco días después de comenzar las protestas, hay un toque de queda, se han desplegado casi 700 marines y cerca de 4000 miembros de la guardia nacional, y las protestas siguen. No es ninguna sorpresa que, desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, el presidente haya puesto especial énfasis en su mano dura con la inmigración. A pesar de que, probablemente por la incompeten- cia de los demócratas, Trump haya recibido especial apoyo por parte de la comunidad latina, la adminis- tración del republicano ha mostrado poca piedad con los latinoamericanos. Niños de 4 y 2 años han sido deportados, un hombre inocente también, y varios han sido enviados al CECOT, una megacárcel del Sal- vador, que actúa más como un campo de exterminio para los regímenes de Trump y Bukele, presidente del país. Y tampoco es como si esto viniese de la nada. En la Convención Nacional Republicana, los votantes ondeaban carteles que decían “¡Deportaciones ma- sivas ya!”. La pregunta, sin embargo, es cómo el pue- blo ha tenido una reacción tan violenta a las dichas deportaciones. Y, según lo veo, hay varios factores que influyen sobre esta situación — el más evidente de ellos siendo el hecho de que ICE, junto a Trump, ha tomado la decisión de poder deportar sin juicio a los inmigrantes que ellos consideran ilegales. Y, para aquellos que no entiendan el problema con eso, es que, una vez se implementan tales medidas, el Esta- do obtiene el derecho de exiliar a quien quiera. Además, cabe destacar que, en EE.UU ., ser un in- migrante ilegal está, penalmente, a la misma altura que robar una camiseta de una tienda. Son penas civiles, y clasificadas ambas como “misdemeanors” (delitos menores). Así que, para muchos, que fami- lias y comunidades sean separadas por el equivalen- te penal de un grafitti es intolerable, más sabiendo que varios de los inmigrantes ya están plenamente asentados en su comunidad. Y, por si todo lo anterior fuese poco, varios han resaltado la hipocresía de que EE.UU. llame a gente “ilegal” mientras ellos le han robado territorio no sólo a México, tras una guerra que muchos en el gobierno deseaban en la década de 1840, sino además a los nativos americanos, que ahora han sido limitados a “reservas” dentro del país. NUESTROS RELATOS 11 Si vienen a por ti, ¿Cómo demostrarás que no eres ilegal sin un juicio?
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